sábado, 20 de enero de 2018

La muerte del poeta José Gálvez Melo

José Gálvez Melo 


    El agua corre, la arena queda; el dinero se va, la bolsa queda; el hombre muere; el nombre queda.
    Hoy recordamos a nuestro querido amigo, el infatigable José Gálvez Melo (1934-2006), vicepresidente del Centro Cultural Kemkem, que el 1 de Diciembre de 2006 partió en su viaje eterno a las estrellas donde refulge.
   Poeta de la bohemia, escritor de cuentos fantásticos, dramaturgo, novelista, corrector, jurado internacional, experto en música clásica y opera, organizador de cientos de eventos del Centro Cultural Kemkem.
    Era un fiel representante de la cultura, y de la cultura de los pobres, pues debido a la situación económica del país debió refugiarse en los años noventa en el Hogar Raimondí, donde sin tener medios financieros y escribiendo en una vieja máquina de escribir editó su primer libro de poesías que presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires, vendiéndolos artesanalmente. Luego vinieron los premios que obtuvo en diversos certámenes. Dejó inéditos varios libros.
   Colaborador de la Secretaría de Cultura de Municipalidad de Necochea (ad honoren), de la Fundación Educacional Usina Sebastián de María, del Centro Cultural Necochea, SADE Buenos Aires, Sociedad Española, Automóvil Club Argentino, Sociedad Italiana, y Ecos Diarios. Siempre con su caminar lento pues no tenía medios para tomar colectivo, no quedó espacio cultural donde no hiciera acto de presencia con sus afables letras.


A José Gálvez Melo

Por ser trashumante persuadido
quiso dejar constancia del desvelo.
Quiso escribir, mejor dicho reveló
escribir lo que tenía merecido.

Jamás transitó sin ningún sentido,
siempre tuvo de horizonte el cielo
para entender si es bueno aquel anhelo
de recibir todo lo prometido.

Será como el Ave Fénix. Sus cenizas
irán investigando su destino.
Pudo correr, más camino de prisa
escanciando su sangre que fue su vino.
Nos dejó un día viernes. Y su sonrisa
es la luz que ilumina el camino.

Carlos Bonserio

Presidente Centro Cultural Kemkem



Entrega de premios en el Primer Certamen Pleamar de la Poesía Romántica, año 1999.

Miembros de Jurado:  Ilda Migueles de Casablanca
                José Galvéz Melo
         Celina Dones

Escultor Andrés Mirwald: creador del Monumento a la Gesta de Malvinas Quequen

Locutor y Secretario Centro: Cultural Kemkem, Néstor Casablanca

Presidente del Centro Cultural Kemkem: Carlos Alberto Bonserio Carlomagno


Poesías de José Gálvez Melo


viernes, 19 de enero de 2018

¡Ayúdate! Si buscas algo interesante leelo



    Principio irrefutable que encierra en muy pocas palabras el resultado de una inmensa observación humana, que el Cielo ayuda a aquellos que se ayudan a si mismo. El espíritu de la ayuda propia es la fuente de toda auténtica mejora en el individuo. Lo que se haga para los hombres anula hasta cierto punto el estimulo y la exigencia para hacerlo para sí mismo.
   Ni aun las mejores instituciones pueden dar al hombre una ayuda eficaz. Quizá lo más que pueden hacer es dejarla libre para desarrollarse y mejorar su condición individual. En todo tiempo se han sentido los hombres inclinados a creer que su felicidad y bienestar deberían estar asegurados por el estado por intermedio de las instituciones que por su misma conducta. De aquí proviene que el valor de la legislación, como agente del progreso humano, haya sido valorado de un modo excesivo. El hecho de ser la ínfima parte de una legislatura por votar una vez cada dos o cuatro años, por mejor que haya sido concluido ese deber, poco eficaz puede ser la influencia que llegue a ejercer sobre la vida el carácter de cualquier hombre. Cada día se está comprendiendo que la función del Gobierno es restrictiva y negativa, más bien que activa y positiva; reduciéndose principalmente a la protección de la vida, de la libertad, y de la propiedad. Son ciegos que guían a ciegos y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán al hoyo (Mateo 15,14) Las leyes, sabiamente dirigidas, proporcionarían seguridad a los hombres en el goce de los productos de su trabajo, ya sean intelectuales o manuales, pero ninguna ley, por forzosa que sea, podrá hacer trabajar al haragán, previsor al derrochador, sobrio al ebrio, virtuoso al vicioso. Estos hechos sólo pueden ser realizados por medio de la acción individual, la economía y la abnegación. Por prácticas mejores, más bien que por grandes derechos.
     El gobierno de una nación no es nada más ni nada menos que el reflejo de los individuos que la componen. El Gobierno, que está más alto que su pueblo será arrastrado hasta su nivel, así como el Gobierno que esté más bajo que él, al fin será elevado. El pueblo noble será gobernado noblemente, y el ignorante y corrompido lo será innoblemente. El progreso nacional es la suma de la laboriosidad individual, de la energía y de la rectitud, como la decadencia nacional lo es de la indolencia individual, del egoísmo y del vicio. Los males sociales no son más que el producto de la vida pervertida del hombre, y aunque nos esmeremos en extirparlos por medio de leyes sólo conseguimos que broten de nuevo más vigorosamente. Sólo mudaran cuando mejoremos las condiciones de vida personal y el carácter. Se deduce aquí que el patriotismo y la filantropía más elevados consisten no tanto en el cambio de leyes o instituciones, como en ayudar y estimular a los hombres para que se eleven y mejoren por su propia acción libre e independiente.
   No es el mayor esclavo el que está dominado por un tirano, por grande que sea ese mal, sino aquel que sirve de juguete a su propia ignorancia moral, al egoísmo, y al vicio. Los pueblos que están esclavizados de ese modo no pueden ser liberados por un simple cambio de amo o de instituciones. Los cimientos sólidos de la libertad deben descansar sobre el carácter individual, que también es la única garantía segura a favor de la seguridad social y del progreso nacional. El espíritu de la ayuda propia es el rasgo característico de las naciones pujantes. Elevándose sobre las cabezas del conjunto, siempre se los halla sobre una serie de individuos distinguidos sobre los demás, que se merecen el respeto publico. Pero el progreso de una Nación se debe a esa multitud de hombres más pequeños y menos conocidos.
                                    
                                                                             

                                                                                         Carlos Bonserio “Bastian”, junio 2001

miércoles, 17 de enero de 2018

VOLVER A LANUS




LANUS SIEMPRE LANUS

Siento que estoy volviendo a Lanús, 
algo etereo dice debo volver. 
Los días más felices ocurrieron allí 
aquel día que debi irme no lo olvidaré. 

Y ahora moro en Quequén, 

verde que te quiero verde, por más
que plante arboles no puedo enraizarme
¿cúando haré las cosas que quiero hacer? 

Las luces y las alegrías salieron de Lanús.
Cuando fui en diciembre a la fortaleza granate
mi corazón vibró en cada voz de aliento
y me trajo de nuevo a mi lugar. 

Hablar de la vida en Lanús, 
Hablar de la gente que he visto, 
Las luces y las alegrías salieron de Lanús
Y Lanús, es un lugar que perdura en mi retina. 

Oh Siempre estaré volviendo a Lanús...