2° PREMIO
HOMENAJEANDO
AL VINO
Dulce y pequeña luna
en la viña, en el
parral
farolito natural
eres vino y eras uva.
En la mesa es
tradición
el brindis en una
copa
con alegría en la
boca
y sentir en el
corazón.
Lo dice la leyenda
que está en el Libro
Santo
un poco pero no tanto
y se toma como
ofrenda.
En las Bodas de Caná
se había ya terminado
pero fue multiplicado
por El Nazareno y su
Mamá.
Vino blanco o vino
tinto
en todas las
ocasiones
para alegrar
corazones
solo un vaso siempre
es lindo.
El hombre le dio el
destino
y le puso su sabor,
con felicidad y con
amor
¡Homenajeemos al
vino!
Zulma Justa Rancel Díaz
Canelones, Uruguay
3° PREMIO
Iluminados
Quiero
embriagarme amor
De un solo
trago
Bien tragado,
amor
Arrebatarme en esta noche
De copas
llenas
Hasta dejarte
vacío.
Salud, amor
Por este reino
de palabras
Que nos deja
Por un
instante
Iluminados.
Zulema Retamal
Concepción, Chile
4° PREMIO
Esta copa de vino…
Esta copa de vino que levanto,
comunión con la tierra y la luz
plena,
es mucho más que brindis de
verbena
o patriarca de altar. Bajo su
manto
de morado misterio, crece el
canto
vendimiador, con su ritual escena
de canasto y tijera, mano buena
para estibar racimos, pie de
santo
para teñir de zumo las bateas.
Milenario silencio de toneles.
(En bodegas de paz duerme la
urgencia…)
Esta copa de vino, no la veas
sólo un pacto con Baco hasta que
vueles…
¡Es de buen catador lúcida
ciencia!
Luis Alberto Carro D´Errico
Colonia del Sacramento, Uruguay
5° PREMIO
SÚPLICA
Incierta vago descalza sin rumbo en la
penumbra nocturna,
Conjuros acarician mi mente para saciar
el aroma
De la soledad persistente colmada de
angustia quebrantada…
Exalto tu nombre místico en luna
diamantina
Como Híades naufraga mi destino.
Oh Dionisio! cubre mi cuerpo de brebaje
púrpura,
Regocija mi alma con tu apacible viña,
Calma mi sed!
Aplaca el dolor amargo con tu afable cepa
de vid!
Delita a su sierva y esclava divina,
Humedece mis labios con racimos de
doradas uvas,
Complace mis sueños eternos,
Aplaca mis tormento!
Ana María Ortiz
Goya, Corrientes
6° PREMIO
Vino, Cuerpo y Alma
Tengo claro mi destino,
Y los misterios que encierra,
Bendita sea mi tierra,
Por brindarnos tan buen vino.
Yo no pierdo mi camino,
Si me empipo en una cuba,
Aunque a la luna me suba
Y cante como cigarra,
Con La cepa de esta parra,
Mejor vino da esta uva.
Mi viña es de buena cepa,
De tradición centenaria,
Con Su uva es extraordinaria,
Sabroso y no tiene pepa.
Para que el mundo lo sepa,
nuestro vino de temer.
Maduro nos da el placer,
Y un aroma colosal,
Mi vino es ancestral,
Vengan todos a beber.
Esta tierra es armoniosa,
Tiene un sol abrazador,
Un vergel multicolor,
de las uvas más sabrosas.
Por eso y muchas cosas,
Hare un alto en el camino,
Brindare por el destino,
Y este bendito licor,
Por su aroma, su sabor,
Un salud por nuestro vino.
Hoy Brindo porque me toca,
Enaltecer tu sabor,
Por tu aroma, tu color,
Y tu dulzura en mi boca.
Hoy brindo con esta copa,
Por tu cuerpo cristalino,
Compañero en mi destino,
En la mesa bonachona,
Tu presencia se corona,
Por siempre bendito vino.
Tu afrodisiaco sabor
Y tu aroma placentero,
Te convierte en el primero,
Mi apetecido licor.
Compañero en el amor,
En los placeres divinos,
Muy delicado, muy fino,
A la hora de conquistar,
Un deleite al paladar,
Eres tu mi amado vino.
Así quiso el Creador,
Que brillara tu nobleza,
Que lucieras tu belleza,
Con tu chispeante color.
Que en mi boca tu sabor,
Fuera el diamante más fino,
Compañero peregrino,
Entre todas mis andanzas,
De la tierra y su labranza,
El mejor de nuestros vinos.
Eres amigo infaltable,
En la mesa compartida,
Eres sensible bebida,
De una cepa inolvidable.
Tu aroma es tan agradable
Y tu sabor tan distinto,
Que ha beberte yo les insto,
Con honor de caballero,
Por ti me saco el sombrero,
Mi buen vino, blanco o tinto.
Vino bendito en mi mesa,
Y en la mesa del Señor,
Vino que das tu sabor
Y tu cuerpo de nobleza.
Sea alegría o tristeza,
Lo que depara el destino,
Eres el fiel peregrino,
Honorable caballero.
Por ti me saco el sombrero,
¡Que viva por siempre el vino!
Moisés Edelberto Alvarez Monroy
Huasco; Región de Atacama, Chile
7° PREMIO
MEMORIA
¿Cuántos
abismos nos separan?
¿Cuán
lejos me encuentro hoy
De
alcanzar la cima de mi meta?
Sobre
el sagrado tinto que te baña
El
nácar cobra su pureza
Y
refulgente asoma entre mis labios.
Detengo
mi andar en días como estos
Volcándome
sobre un vaso del mejor vino.
¿Cómo
quito de mí, el sabor de tu delirio?
En la
nebulosa que este provoca
Los
años pesan y el olvido
Te
refresca sin desearlo la memoria.
Adela Inés Disteffano,
Necochea
8° PREMIO
VIÑEDOS
-uvas del lagar rescatadas-
Hugo Gutiérrez Vega
Se
llena mi copa
de
pieles estrujadas,
de la
donación de globos dulces
venidos
de tierra y nudos exactos.
Blanca
savia
Roja
savia
cosechadas
bajo un sol,
forjadas
en vientre de maderas.
Doy
un beso al tiempo,
un
sorbo a la madurez,
el
trago placentero a su lluvia cocida.
Se
vacía mi copa
del
don en la vendimia,
de la
mágica especie
suspensa
en una rama nutrida para el brindis.
Y el gozo me queda, me circula
Y el vacío del cristal huele al secreto
al
instante
al
mosto de un valle que musita la intimidad del
riego.
María Rosario Garcia Towns
Tlanlenpantla, México
9° PREMIO
La chica peregrina
La chica de la montaña
se fue hacia otra ciudad
apuesta a la soledad
una copa de champaña.
Y solo el tiempo se extraña
por sus labios de arte fino
entre la vid, el camino
mosto, bodega, guitarra,
la canción llena de parra
como la sangre del vino.
En la posada de Baco
hoy el aprendiz se oculta
el inquisidor insulta:
¡vino de sarmiento flaco
brindo al gran Telemaco
con hachas de maldiciones!
del cielo los algodones
se espantan presurosos…
la chica de ojos hermosos
lo convierte en bendiciones.
Chica invoca al fuego
secretos de bacanales
pasión que conduce a ¿cuáles
premoniciones? si luego
levanta su tonel, ciego
silencio de larga espera
tinto añejo que no muera…
un brindis esta costumbre
desnuda ella sin lumbre
por abjurar la quimera.
De Hécabe sin la llave
la patria va sin destino
si pierde de su camino
historia secreta en clave
pirograbada en la nave
huye de lo tentador.
La chica va por la flor
que ofrece el paisaje,
entonces quema su traje
del viejo inquisidor.
Atraída por las viñas
de Santiago del Estero
recorrió cada sendero
hasta San Telmo, Las Niñas,
Luján de Cuyo -morriñas
si faltan las de Mendoza-
en Maipú la vieja choza
ofertan al caminante
en el espumoso amante
la burbuja que retoza.
Caballero de la Cepa
es la etiqueta del vino
Cabernet, syraht, destino
de la más lejana estepa.
Rico néctar que descepa
a Tupungato, le asombra
lava de océano, nombra
formular este conjuro:
de Baco su vino puro
para beberlo en la sombra.
Descorchando al calendario
en tiempo de la vendimia
cuando embotella la alquimia
festín, otro aniversario.
Para Baco legendario
escribió muchas recetas,
es aspirante a las metas
con su copa enamorada
Una chica entusiasmada
en la Plaza de los Poetas.
Rene Torre Corderos
Puerto Padre, Las tunas. Cuba
10° PREMIO
Desde los ojos a la boca.
¡…y gozo tanto
el vino
cuando las
copas inocentes
entregan su
sabor desnudo
a la ansiedad
de mis labios!
Autor.
Me gusta ver los vergeles
de mis ojos florecidos,
ver los vinos “bendecidos”
añejando en los toneles.
En despensas, anaqueles,
en bares ¡cosa tan buena!
restaurantes donde suenan
las comidas y los encantos.
¡Ver; porque me gusta tanto
una copa en cada cena!
Guillermo Echevarría Cabrera
Pinar
del Río, Cuba
PREMIO N°11
Elixir
La sabia, el sarmiento, la vid,
la uva, el fruto en racimos,
el suelo, el sol y la lluvia,
el cielo, el campo y la viña.
Yemas, que pequeñas brotan,
en dorada primavera,
al tiempo se vuelven flores
que ricos frutos coronan.
El sol, que eminente roza
la vid y la torna mora,
es vida que se decanta
en zumo que nutre y anima.
Vino que alegras la mesa
tu tanino vigor es,
vino que cumples tu sino,
pura entrega, pura miel.
Vino que te tornas Sangre
Sagrada en eterno altar,
rico elixir que transformas
nuestra vida en piedad.
Piedad que vienes del cielo
y escardas las malas hierbas,
para que el tierno sarmiento
pueda dar fruto y riquezas.
Vino que riegas la tierra
en torrentes sin igual,
que caes y creas simientes
nueva vida, nueva sal.
Que nunca tu caudal se seque
y siempre sepamos sembrar,
que nunca tu sabor nos deje
y tu esencia sea un manjar.
Marcia Raquel Artola
Necochea
PREMIO N° 12
VINO AMBROSÍA DULCE, PENDIENTE
¡Oh tu influjo de tinte escarlata emerge!
reflejado en el iris, impredecible
de esa luna llena,
exultante
repleta de inconmensurables anhelos.
Disparas tus dardos rojos, mojados
con la ambrosía, dulce, pendiente
de tu ternura añeja, irreprimiblemente fiel
esa de las noches bohemias, alucinantes.
Fuente dorada, burbuja de destellos, inagotable
galopo ad infinitum sobre tu corcel, alado
columpio blanco me lleva hasta el cielo
ahíta de vaivenes, interminables.
Circunvalo tu esfera plateada, infinita
elevada en tu vuelo de pájaro, delirante
subiendo, bajando yendo, viniendo
en tu círculo mágico, resplandeciente
Salto de dádivas sin control entonces
como hallazgos pueriles, insospechados
cuyo celo circunvala, febril
la riqueza en que retoza mi gozo, inacabable.
Mi risa fuerte, espontánea escapa luego
prodigando alegrías breves, infantiles
Que redimen el descenso inevitable
A la inoportuna realidad gris, cotidiana.
Nuria Amalia del Pilar Rengifo Dávila
Quito, Ecuador
PREMIO N° 13
Como vino para días extraños
Hubo un tiempo en que coexistir
con mi lema era sencillo,
todavía con racimos de verso sin
madurar
a semejanza de la estructura de
la flor metabólica
que es castigada torpemente por
el venteo de los sarmientos,
como poeta y futuro alimento del
ser humano en mayor o menor
medida, me siento juguete
parcialmente desechado tras
horas y horas de fermentación,
ráfaga de luz ultravioleta
disimulada entre surcos de vides requebradas
por el padre tiempo, extremo
súcubo que arrancaba mi levadura en blanco
en nombre de eso que llamaban
poesía, conservando la energía
de una estrofa todavía ligera
pero afrutada,
atusándose el pelo en el espejo
de las noches
cuando yo no sabía quién era
Platón ni de qué República me hablaban
aquellos que de poeta ya me
trataban en las misas
con vino negro azulado,
yo que aún soy juglar de rascacielos
sin saber que hubo un Gilgamesh
de arcilla
donde ahora los hombres gastamos
y bebemos.
Hubo un tiempo en que combatirme
de la quema era infinito,
dejando de lado mis otras
virtudes sin aedos que torpedearan
mis mañanas soleadas con poemas
frescos de pie yámbico, yo que en verdad
saldaba cuentas hasta en
alejandrino,
he nacido por y para una
aliteración de sabores trascendentes
que a modo de resaca vuelven
sumisos tras el día
a la habitación podada con
grietas al agua,
que no abusaba de arquetipos por
miedo a ser cruelmente recetado
como vino para días extraños
en los que el alma se atornilla
frente al cuerpo,
como la sílaba tónica que anima
la balada
de esta vida rota en mil pedazos
desde el principio
donde aunque las estrellas no
tengan sitio para ti ni para otros caldos
el aire en verso se vuelve
hermoso
con la vendimia de las noches.
Boris Ignacio Rozas Bayon
Valladolid,
España
PREMIO CATORCE
BOTELLA
DE ESPEJOS
“el vino es una botella de espejos
que desaparece en el mar,
y regresa
con el lenguaje azul
de la nostalgia”
Hoy
después de mediodía,
entre
el secreto mar del cielo
y
la mesa olorosa de la nostalgia,
abriré la botella de espejos.
Se
derramará, desde el umbral translúcido
de
sus azules reflejos,
el
apacible sopor de la mañana
y el brío nocturno de los sueños.
Este
vino, en su botella de espejos,
es
el embriagador pacto que tiñe azul los labios,
con
el insondable latir de la vida
y
el silvestre fuego de la danza.
Ese
también es mi pacto,
que
se perpetúa a la sombra del jardín
con
los vasos repletos de historias,
esas
historias nuestras,
las
que navegan a tierras lejanas
con
la palabra azul del vino,
que
yace en la botella de espejos;
ese
lenguaje inicial que se disemina,
con la voz del faro, en las perdidas horas
del viaje.
Cuando
el tiempo llegue
con
su silencio de piedras,
y
desaparezca en la mar,
será
desde la bahía de los vientos
que
le volveremos,
en su botella de espejos, regresar.
Ezra Cziczini-Rákóczi Muñoz
Región
Metropolitana, Chile
PREMIO QUINCE
Guerrero Silencioso
Con el brazo horizontal de las auroras
y la mano como si fuera un nido,
canto tu mar de fuego derramado
en la región donde se agita el viento,
con un aire de rito prisionero
que amenaza romper con tu dominio.
Te doy la bienvenida guerrero silencioso
desde la acequia y las escarchas
que tomaron tu nombre de la tierra
y habitaron la pulpa del racimo,
para esconder en el sueño del labriego
el río misterioso de tu cepa.
Mi corazón de gleba ardiente
para formar tu voz y tu vanguardia
en el fecundo camino de las sombras,
donde late tu nostalgia premura,
tiene el labio anclado en la alameda
y un desvelo por nombrarte vino.
Francesco Alberto Lopez
Las
Heras, Mendoza
PREMIO DIECISEÍS
SEMEJANZA
Lentamente percibo su fragancia,
A frutillas, a rosas o a canela;
poco a poco me turba con su embrujo,
y se rinde mi alma a su pureza.
Despacio, sorbo a sorbo, beso a beso,
exploro sus sabores en mi lengua,
el corazón me late más aprisa,
y siento su calor abrir mis venas.
Asciendo uno por uno los umbrales
del placer, en su cuerpo que se entrega,
al delirio feroz de mis sentidos,
y me sube en rubor a la cabeza…
Quebranto y soledad cuando me falta,
alegría que explota en su presencia,
embriaguez que restaña las heridas,
floración de perennes primaveras…
El vino es como tú, mi dulce amada,
Un rincón del edén, aquí en la tierra…
Julio César de Guernica
Córdoba
PREMIO DIECISIETE
SOMMELIER
El vino
viene
caliente
como la seducción
amores y aroma
los perfumes de vino labios
la libido
y todos sus deseos
se encuentra
en el placer
de la lengua del cuerpo.
Maria Méroli Habitzreuter
Santa
Catarina, Brasil
PREMIO DIECIOCHO
Dios, hombre y vino
Tenían en su mesa dulce vino
los Dioses en sus tiempos
juveniles
más tarde ya en sus épocas
seniles
dictaban de los hombres el
destino.
En mesas con manteles de oro y
lino,
servido en bellas copas de oro
puro
en tonos del más claro al más
oscuro
guardando en sus tinajas el más
fino.
Pensaron que en su cielo
cristalino,
aquel licor estaba muy seguro.
Uniéronse los hombres con los
Dioses
y arriésgase su vino en las
tinajas,
el oro y sus tesoros son migajas
y guerras por el vino son
atroces.
Mas siempre es con un vino que
los roces
de reyes y plebeyos se subsanan
con vino nadie pierde, todos
ganan
y vuélvense los débiles, feroces.
Los lentos son con vino más
veloces
y todos de magníficos se ufanan.
Las bodas son con él
maravillosas,
las fiestas sin el vino son
amargas,
las risas de alegría son más
largas,
las damas al pasar son más
hermosas.
Las Diosas se someten por las
rosas,
los Dioses pelearán por un buen
vino
y saben que moldeando tu destino
sus copas les sabrán más
deliciosas.
Pero ese de tan alto rango y fino
va al cáliz en basílicas
hermosas.
Paolo
Luna
Cundimarca,
Colombia
PREMIO DIECINUEVE
A quién preguntar por el vino
Muy tranquilo por la calle
caminaba
Sonriéndole al diablo de mí
inquieta alma.
La botella en mi casa esperaba
Ser destapada, para finalmente
ser contemplada.
A mí solo denme vino
Ningún otro licor recibo
Ni whisky, ginebra o ron, que
aunque estos sean vecinos,
¡Ellos nunca lograran ser amigos!
Pregúntenle a Baco, Dionisio o
cualquier otro libertino
A Platón, Aristóteles y Sócrates
los tres viejos mezquinos
A los griegos y a los argentinos
Pero nunca a San Pedro, por viejo
barbón y aburrido
Pero si pregúntele a Jesucristo
Experto en todo tipo de vinos
El único de todos los amantes de
este licor divino
Que convirtió el agua en vino
Más nunca se lo digáis al diablo
Aquel viejo mecenas de cachos y
rabo.
Dado que nunca aceptara aquel don
divino
De convertir el agua en vino
Más bien tómese una copa
Y deje de preguntar tanta cosa.
En una cuadra termino mi caminada
Y podré contemplar a mi eterna
amada
Juan
Pablo Bernal Bermúdez
Antioquía,
Colombia
PREMIO VEINTE
De color grana
Ay cómo se gira el viento
ante tus ojos de color grana.
Cómo se viste la tierra
en medio de tu luz
y la piel del alba.
Cómo ríen las cepas
bajo el esfuerzo
que aplasta la espalda.
Entretanto,
se baña el aliento
con sorbos lentos
en las rodillas del alma.
Y canta su último pulso
en la copa
y se ampara en las mejillas,
para luego ser ciudad risueña
de color grana.
Silvia
Savall Pelegri
Valencia,
España